miércoles, 12 de enero de 2011

100) Duplicación de la M-509


DUPLICACIÓN DE LA M-509

El proyecto de duplicación de la M-509 viene de lejos. Si no me equivoco, fue en la Legislatura 1999-2003 cuando el Ayuntamiento de Villanueva del Pardillo inició las primeras gestiones con la Comunidad de Madrid para impulsar este proyecto. Desde entonces, ha habido un poco de todo: Adjudicaciones, Estudios, Convocatoria de Concursos, Partidas Presupuestarias, empresas vinculadas con el Caso Gürtel…

Años de tiras y aflojas en los que dicho proyecto no terminaba de arrancar más allá de la aparición de algunas estacas de colores en los márgenes de la carretera y de la colocación de grandes carteles de presentación en lugares bien visibles. Carteles cuya aparición solía coincidir con la cercanía de periodos electorales, momentos en los que el tema volvía a aflorar en la prensa local como de inminente realización, pero que, pasadas las elecciones, se iba, poco a poco, quedando olvidado de nuevo.

El año que acaba de comenzar, el 2011, será un año de elecciones municipales y, otra vez, el proyecto de duplicación de la M-509 se reactiva. Han vuelto a aparecer los carteles, las estacas de colores y algunas señales de obras. También se han realizado algunos pequeños movimientos de tierras y, el pasado mes de diciembre, la Presidenta de la Comunidad de Madrid, acompañada de algunas autoridades locales, protagonizó un acto en el que, ella en persona, colocó la primera señal de obras en la zona. Un acto cuyas fotos decidimos no publicar en este blog por respeto al buen gusto y a la sensibilidad de nuestros lectores y lectoras.

Esta vez parece que, definitivamente, la cosa va en serio. Sea como sea, lo cierto es que la cuestión vuelve a estar presente en los medios y, otra vez, vuelven a aparecer las cifras, los datos y las justificaciones del proyecto. Según podemos leer en la prensa:

"Más de 100.000 habitantes de Majadahonda, Villanueva del Pardillo y Villanueva de la Cañada se beneficiarán de las obras de duplicación de la M-509 entre Villanueva del Pardillo y Majadahonda, que se ejecutarán en un tramo de 5,1 kilómetros y tendrán un coste de 26 millones de euros (…)

La nueva autovía contará con dos carriles por sentido y, según la Comunidad, supondrá un importante ahorro de tiempo para los conductores que diariamente se desplazan por el Noroeste de la región. El enlace con la M-50 desde Villanueva del Pardillo se realizará mediante ramales directos, evitando así que los conductores tengan que detenerse en la rotonda.

La duplicación de esta vía supondrá una mejora en los accesos a las urbanizaciones colindantes, como Las Vegas, Villafranca del Castillo y Santa María. Para ello se eliminarán tres rotondas, dos que actualmente dan servicio a las urbanizaciones y otra que permite la comunicación con la carretera de Las Rozas (M-851), transformado estos enlaces mediante la creación de vías de servicio.

El proyecto prevé también la construcción de nuevas aceras de dos metros de ancho, la reubicación de las paradas de autobús y la construcción de una estructura sobre el río Guadarrama. Además, contará con arcenes más amplios, y estará vallada en todo su recorrido para evitar que entren animales.

Para toda la obra, serán necesarias 11 estructuras entre las que destacan: dos viaductos sobre el Río Guadarrama, además de otro viaducto para salvar los accesos a la depuradora del Canal de Isabel II; tres pasos superiores, cuatro inferiores, y una pasarela peatonal para el acceso a la urbanización Entreálamos. Además serán necesarios ocho muros de contención, siete de ellos de hormigón y otro prefabricado.” (Sierra Oeste de Madrid, 28-12-2010)

Con todo ello, se pretende mejorar la circulación de los 23.000 vehículos que utilizan esta carretera cada día (y que se calcula, se incrementarán hasta los 30.000 vehículos diarios en el próximo año), evitando así, los embotellamientos en las horas punta y logrando aumentar la seguridad vial.

No vamos a analizar aquí los aciertos y desaciertos técnicos de este importante proyecto. Nos faltan datos y ganas para ello. Son tantas décadas de mala gestión, de depredación urbanística, de derroche presupuestario, de falta de previsión… que los datos hablan por si mismos y cada uno puede sacar sus propias conclusiones. La única idea que parece tener validez es la de crecer y crecer, ampliar y ampliar, asfaltar y hormigonar. Parece evidente que es necesario mejorar ciertas comunicaciones e infraestructuras, pero también es verdad que la forma en la que se suelen planificar las cosas deja mucho que desear y suele caracterizarse por una enorme falta de sensibilidad hacia cualquier otro aspecto que no sea netamente económico.

Un caso especialmente sangrante e íntimamente relacionado con la duplicación de la M-509, es la construcción del macro-centro comercial “Gran Plaza 2” en el límite de Majadahonda con Las Rozas, junto a la M-50: 57.500 m2 de superficie, 250 locales, un hipermercado y 3680 plazas de aparcamiento. Si queréis echar un vistazo a este deprimente y clasista proyecto pinchar aquí.

¿De verdad es necesario otro centro comercial en la zona? ¿Qué más da que se mejoren las infraestructuras y carreteras si, antes de que estas mejoras se finalicen, ya resultan insuficientes por la insaciable depredación urbanística? Y lo peor no es solo eso, lo peor es que el proceso parece imparable, porque la construcción de un nuevo centro comercial, o la ampliación de una carretera, suponen nuevas recalificaciones de terrenos, lo que facilita e impulsa nuevas obras, más urbanizaciones, otros centros comerciales y así, hasta que todo el espacio queda inundado de asfalto, ladrillo, hormigón y coches. Deprimente.

Esta es la dinámica habitual de las últimas décadas y, en este blog, se han criticado y denunciado en diferentes momentos las salvajadas urbanísticas y especulativas desarrolladas contra los entornos naturales y el patrimonio histórico-cultural del noroeste de Madrid. Unas agresiones constantes que se justifican en nombre de un supuesto progreso, una pretendida modernidad y un quimérico motor económico, pero cuyos resultados dejan mucho que desear y demuestran la mediocridad cultural, moral y política de buena parte de los responsables políticos. A este paso, no me extrañaría que llegásemos al colapso total y absoluto.

El traer a este blog el tema de la duplicación de la M-509 (con sus efectos sobre la M-851) y de la construcción del gran centro comercial junto a la M-50, es por la enorme relación que toda esta zona tiene con la guerra civil. Como bien saben los lectores y lectoras de este blog, esta bolsa de terreno comprendida entre Villanueva del Pardillo, Villanueva de la Cañada, Majadahonda y Las Rozas, constituyó uno de los escenarios bélicos más emblemáticos e importantes de la contienda, conservándose en ella, algunos de los restos de arqueología militar más destacados y valiosos del noroeste madrileño. Por refrescar un poco la memoria, y a modo de pequeño resumen, recordaremos algunas cuestiones, datos e informaciones sobre la cuestión.

La guerra tardó algún tiempo en llegar al noroeste madrileño pero, irremediablemente, terminó llegando. A finales de noviembre de 1936, el imparable avance de las columnas sublevadas se había visto frenado en los mismos arrabales de la capital. Para entonces, hacía ya tiempo que las columnas de Mola no habían sido capaces de superar los puertos de la sierra (finales de julio del 36) y, el 23 de noviembre, el general Franco, tras reunirse con su Estado Mayor en Leganés, decide poner fin al ataque directo a la capital. Contra todo pronóstico, Madrid resistía y se hacía imprescindible buscar alternativas al colapso que sufrían las tropas sublevadas. Se iniciaba entonces una serie de operaciones militares en el flanco izquierdo de los atacantes cuyo objetivo era mejorar la delicada situación de las guarniciones infiltradas en la Ciudad Universitaria y la Casa de Campo, alcanzando la carretera de La Coruña para intentar cortar las comunicaciones de Madrid con la sierra y, de ser posible, progresar por el noroeste de la capital para intentar un nuevo ataque envolvente. Estas acciones militares, que chocarían con una fuerte resistencia republicana, se conocieron como Batalla de la carretera de La Coruña (nov.36-ene.37), la cual, se dividió en tres fases, de las cuales, para el tema que ahora nos interesa, nos fijaremos en la última de ellas.

El 3 de enero de 1937 se inicia el tercer y definitivo intento de las tropas de Franco por alcanzar la ansiada carretera. La Orden de Operaciones establecía como misión la de “avanzar a ocupar la línea Cerro del Águila-Cuesta de las Perdices-Aravaca-Bosque de Remisa-cruce de carreteras al Suroeste de Las Rozas-Majadahonda-Villanueva del Pardillo, para dominar el paso por la carretera y ferrocarril de La Coruña.” No me extenderé en los detalles de esta operación porque ha sido ampliamente tratada en diferentes apartados de este blog.

La zona por la que en la actualidad discurre la M-509, y que pronto se verá afectada por una profunda transformación, estaba cubierta en aquel entonces por la 35 Brigada, la antigua Columna Barceló, comandada ya por el italiano Nino Nanetti. Esta Brigada se integraba en la 8ª División, al mando de Kleber, la cual se desplegaba desde Valdemorillo a Villafranca del Castillo. También en esa bolsa de terreno se encontraba en aquel momento la XI Brigada Internacional al mando de Hans, que opondrá una fuerte resistencia a las columnas de Asensio y Barrón en su avance sobre Majadahonda.

La zona surcada por las carreteras M-509 y M-851 fue exactamente por la que atacó la Columna de Iruretagoyena. El día 3 de enero, estas tropas, tras cruzar el río Aulencia consiguen ocupar el castillo y el pequeño caserío de Villafranca. Al día siguiente se apoderan de Villanueva del Pardillo y, utilizando las carreteras que se dirigían a Majadahonda y Las Rozas (y que prácticamente tenían el mismo trazado que las actuales M-509 y M-851) progresan sobre este último pueblo, enlazando en el cruce de carreteras al sureste de Las Rozas con las fuerzas de Barrón que, tras ocupar Majadahonda y alcanzar la carretera de La Coruña, se preparan para el asalto definitivo a Las Rozas, donde, entre otras fuerzas, resisten los hombres de la llamada Brigada E, al mando del Campesino.

Para el día 6 de enero, las tropas de Franco se han apoderado de todas las alturas importantes en la orilla izquierda del río Guadarrama, entre las que destaca el Vértice Cumbre, en la actual M-851. Las tropas de Iruretagoyena se sitúan en plan defensivo, mientras el resto de columnas progresan hacia la capital aprovechando la carretera de La Coruña. Pero el contraataque republicano no se haría esperar y el día 11 de enero se inicia una potente contraofensiva apoyada por carros de combate. La XII B. I y la XIV B. I., junto a otras fuerzas recuperan el Vértice Cumbre y ponen en un serio aprieto a las guarniciones de Las Rozas y Majadahonda, pero finalmente, los refuerzos provenientes de Boadilla, al mando de Asensio, consiguen restablecer la situación y expulsar a las tropas enemigas que se habían infiltrado entre Majadahonda, Las Rozas y Villanueva del Pardillo.

Comienza entonces la fortificación del sector por parte de ambos ejércitos, quedando el frente delimitado en esta zona, más o menos, por la línea que discurre en paralelo a las actuales M-509, M-851 y M-505 (carretera de El Escorial) hasta Las Rozas. Se iniciaba así una guerra de trincheras aderezada de múltiples golpes de mano, guerra de minas y pequeñas escaramuzas que se alargaría hasta el final de la guerra y en donde se volvería a sufrir la crudeza de una gran batalla en julio de 1937, cuando el bisoño Ejercito Popular de la República desencadena una poderosa ofensiva que daría lugar a la Batalla de Brunete (del 6 al 25 de julio de 1937).

Esta batalla tuvo un enorme impacto sobre la zona atravesada por la M-509. No se trata aquí de adentrarse en los entresijos de aquellos combates (que darían para un blog entero) pero, al hilo de lo que estamos tratando aquí (la duplicación de la M-509) nos detendremos un poco en lo que se desarrolló en la zona que nos ocupa.

También en esta ocasión, los efectos de la batalla tardarían unos días en notarse en este sector (ya que el esfuerzo inicial se desencadenó en la zona de Brunete, Quijorna y Villanueva de la Cañada), pero, finalmente, toda la zona terminó convirtiéndose en un verdadero infierno, engullida por una terrible batalla que alcanzaría tintes apocalípticos.

El día 9 de julio el Alto Mando republicano emitía la esperada orden de ocupar Villanueva del Pardillo y Villafranca del Castillo, posiciones franquistas defendidas en aquel momento por el 8º Batallón de San Quintín (con 2 piezas antitanque) y una centuria de la Falange (con 5 piezas antitanque y una batería del 75) respectivamente. Guarniciones aparentemente insuficientes para resistir la acometida republicana que se les venía encima pero que, como veremos, mostrarían una autentica resistencia numantina.

Dejaremos para otra ocasión las acciones desarrolladas en posiciones tales como el Vértice Mocha, la Loma Bellota o el Castillo de Villafranca, algo alejadas de nuestra zona, y nos centraremos en los puntos que se verán más afectados por las obras de la M-509.

Uno de los objetivos principales para los republicanos lo constituyó Villanueva del Pardillo y su Loma Fortificada (675 m), ambos puntos íntimamente relacionados con la M-509. El ataque, protagonizado por las 2ª y 111ª Brigadas Mixtas (10ª División) fue precedido de una impresionante preparación artillera complementada con algunos bombardeos aéreos. A las 16:00 h del día 9 de julio de 1937 comenzó el primer asalto. Los batallones republicanos, apoyados por los carros, atacaron las posiciones por el norte y el este, pero los defensores lograron frenar el asalto, dejando fuera de combate 4 tanques. Los asaltos se alargaron a lo largo de toda la tarde y continuaron de madrugada, pero las posiciones siguieron resistiendo, aunque, eso sí, a costa de un enorme desgaste y de numerosas bajas, incluida la del propio oficial al mando, el comandante Cabezas Gómez, alcanzado por el proyectil de un tanque, asumiendo entonces el mando el capitán Cabrera Gallego que, al día siguiente, resultaría mortalmente herido (algunas fuentes hablan de suicidio) rindiéndose la posición y logrando, por fin, ocupar los republicanos Villanueva del Pardillo y la importante posición de Loma Fortificada, apropiándose a la vez de un importante botín de guerra y capturando  cerca de 500 prisioneros.

La que no cayó fue Villafranca del Castillo, presionada por la XII B. I. y por la 3ª B. M. La lucha aquí, también fue terrible, llegándose al combate cuerpo a cuerpo en diferentes momentos. La llegada de refuerzos el día 11 de julio (el 2º Tabor de Tetuán), definitivamente, imposibilitó las aspiraciones republicanas. Con todo, la situación siguió siendo desesperada, dándose el caso de la huída del propio oficial al mando, el comandante Dorrego que, tras abandonar a sus hombres a su suerte, se presento en el cuartel general de Varela, en Boadilla del Monte, donde éste le acusó de cobarde y le ordenó que se retirase de su vista, tras lo cual, el comandante Dorrego se suicidó disparándose un tiro en la sien. Según cuentan, al ruido del disparo, acudió el general Varela, el cual se inclinó ante el cadáver, le besó en la frente y dijo: “¡Pobre…! Yo hubiera hecho lo mismo” (nunca me ha quedado claro si Valera se refería a pegarse un tiro o a huir de la posición de Villafranca del Castillo).

La ofensiva republicana fue terrible, pero agotada ésta, se desencadenaría la contraofensiva franquista, en la que los niveles de sacrificio, sufrimiento y violencia por parte de ambos ejércitos alcanzó niveles increíbles y en los que, a los desastres de la guerra, se sumarían los horribles efectos del asfixiante verano madrileño, combatiendo a temperaturas de infierno y sufriéndose la desesperante falta de agua, lo que ha llevado a diferentes autores a definir la Batalla de Brunete como la “Batalla de la Sed”.

Con la ofensiva republicana agotada y la llegada de enormes cantidades de refuerzos al sector, entre los que destacan los aviones de la Legión Cóndor, que terminaron proporcionando el dominio aéreo a las tropas de Franco y numerosas fuerzas sacadas del Norte (lo que paralizó la campaña en ese frente), se inició la contraofensiva franquista. En ella, se intentó recuperar Villanueva del Pardillo y la Loma Fortificada, posición clave en el sector, pero durante días, las tropas al mando de Asensio chocarían con una resistencia infranqueable, al igual que le ocurrió, días después, a la V División de Navarra, al mando de J. Bautista Sánchez que, literalmente, se rompería los dientes contra las posiciones defendidas por la 111ª B. M.

En las últimas fases de la batalla, Miaja todavía intentaría alguna acción en su extremo izquierdo, ordenando a fuerzas de la 45 División actuar sobre la línea que, desde el Puente del Guadarrama (M-509) se extendía hasta el Vértice Cumbre, al noroeste de Las Rozas-Majadahonda. De estos combates, que se alargaron durante cerca de 24 horas sin interrupción, ya hemos hecho mención en algún otro apartado de este blog y, algún día, nos extenderemos más en su desarrollo, porque fueron realmente duros, tanto para atacantes como para defensores.

Terminada la Batalla de Brunete, que había supuesto algunos cambios importantes en la distribución del frente, comenzó la intensa labor fortificadora que dio lugar a la casi totalidad de fortificaciones que se conservan en el noroeste de Madrid. En la zona que nos ocupa, conservamos los restos de las posiciones franquistas Guadarrama Oriental, Vértice Cumbre (ambas en la M-851) y Posición Rubio (M-505), junto a algunos otros vestigios e interesantes atrincheramientos. Los restos de fortificaciones republicanas en el noroeste de Madrid son más numerosos, pero concretamente, en la zona que nos ocupa (M-509), son pocos y en un estado de conservación bastante delicado. Con todo, resultan de un gran interés porque, entre otras cosas, nos proporcionan referencias de por donde discurría la primera línea, una primera línea que, en esta zona, se situaba muy próxima a las líneas franquistas.

Es difícil precisar de qué manera se verán afectados los restos de la guerra civil por las obras en la M-509 y la M-851. A priori, parece que la mayoría de ellos no serán directamente afectados, pero el tema es como para preocuparse. Llevo muchos años pateándome el lugar. Tengo catalogados todos los restos que se conservan en la zona, con una interpretación historiográfica bastante completa (basada en un meticuloso trabajo de campo y en el estudio de la documentación de la época). Los restos de la M-851 parecen fuera de peligro, sobretodo el Vértice Cumbre que, además de encontrarse bastante separado, cuenta con algún tipo de protección (al menos en teoría). Más dudas me provocan los restos de la posición Guadarrama Oriental, de los cuales habrá que estar muy atentos.

Los restos que más podrían verse afectados, son los correspondientes al frente republicano. En general, se trata de atrincheramientos bastante machacados por el paso del tiempo, pero, como indicaba antes, muy interesantes porque marcan los puntos que recorría la línea de frente. Existen también algunos fortines republicanos muy deteriorados, pero creo que están lo bastante alejados de la carretera como para no verse afectados. Como digo, todo lo tengo perfectamente catalogado: fotografías, medidas, ubicación GPS, cartografía, unidades que los cubrieron, Centros de Resistencia a los que pertenecían, etc. Esta información puede ser utilizada en caso de confirmarse que alguno de los restos pudiera verse afectado.

En cualquier caso, más allá de los restos de la guerra civil, el principal impacto, sin duda, va a ser el paisajístico y ambiental. Algo frecuente en las últimas décadas pero a lo que no terminamos de acostumbrarnos. Desde una perspectiva historiográfica, es una pena, porque estas obras van a conllevar profundas transformaciones en una zona que, aun con grandes cambios (urbanizaciones, deslomes, crecimiento urbanístico, vertido de escombros…), en algunos puntos sigue manteniendo un aspecto bastante similar al que tenía durante la guerra, lo que permite hacerse una idea más clara e interpretar mejor lo que fue campo de batalla y línea de frente. Incluso, las propias carreteras M-509 y M-851, aun habiendo experimentado algunos cambios, conservan buena parte de su trazado original.

Cierto es que la zona, de manera progresiva, ha ido sufriendo diferentes dentelladas urbanísticas a lo largo de los años. Villanueva del Pardillo poco tiene que ver con el pueblo que fue. La destrucción que sufrió durante la guerra fue tan intensa que, a la hora de su reconstrucción, el plan de “Regiones Devastadas” decidió resituar el centro del municipio justo al otro lado de la carretera, debido, principalmente, a la enorme cantidad de escombros que existían en la ubicación original.

Villafranca del Castillo resulta totalmente irreconocible, habiendo sido engullida por una gran urbanización que abarca una extensión muchísimo mayor de la que ocupaba el antiguo caserío.

La Loma Fortificada sigue existiendo, pero solo parcialmente. Media loma se ha convertido en un impresionante desmonte. Hace algunos años, las excavadoras se llevaron por delante una de sus laderas, haciendo desaparecer varias líneas de trincheras. El aspecto actual es desolador, porque el impresionante movimiento de tierras, cuyo objetivo inicial era la construcción de un centro comercial (otro más), no sirvió de nada, ya que, finalmente, las obras quedaron paralizadas, constituyendo hoy esta loma, un hiriente ejemplo de los desmanes que se han cometido en la zona durante las últimas décadas. En esas mismas excavaciones, parece ser que aparecieron varias fosas de cal, que bien podrían corresponder a alguno de los muchos enterramientos de emergencia que se efectuaron durante y después de la batalla. Unas fosas que rápidamente fueron destruidas por las máquinas, no fueran a suponer un freno a los delirios urbanísticos y lucrativos que suelen estar detrás de este tipo de proyectos.

Igualmente dañino y doliente es el cambio que va a dar el lugar para todos aquellos que disfrutamos paseando por la zona, bajando las barrancas, subiendo las lomas, disfrutando de los cada vez más escasos espacios libres y descubriendo, aquí y allá, huellas y vestigios de aquella terrible guerra. No quiero ni imaginar la enorme cantidad de restos bélicos (metralla, munición, espoletas…) que acabaran desapareciendo para siempre en algún vertedero de escombros como consecuencia del intenso movimiento de tierras que va a sufrir toda la zona para la duplicación de la M-509.

Lo ideal sería poder efectuar un profundo trabajo de documentación arqueológica e historiográfica en toda la zona que va a verse afectada por estas obras, pero la falta de voluntad institucional en iniciativas de este tipo provoca que, quienes nos podemos sentir sensibilizados con estos temas, casi siempre lleguemos tarde, sin a penas margen de maniobra para poder desarrollar acciones concretas.

Mientras tanto, año tras año, a golpe de decreto y excavadora, todo un pedazo de nuestra Historia reciente, y buena parte del entorno y el paisaje en el que vivimos, desaparecen sin el menor escrúpulo.

Lamentablemente, los casos aquí expuestos, constituyen meros ejemplos en una larguísima lista de abusos y despropósitos.

JAVIER M. CALVO MARTÍNEZ

Fotografía: Uno de los flamantes carteles recientemente instalado en la M-509 (JMCM)