miércoles, 13 de mayo de 2015

148) LOS FORTINES CRUCIFORMES DE LA 20 DIVISIÓN


LOS FORTINES CRUCIFORMES DE LA 20 DIVISIÓN

Desde agosto de 1938, hasta el final de la guerra, la 20 División del Ejército Nacional se encargó de cubrir el sector de frente comprendido entre la orilla izquierda del río Perales (zona de Perales de Milla) y la Cuesta de las Perdices (km. 9 de la carretera de La Coruña). Fue precisamente en ese periodo de tiempo cuando se construyeron en la zona oeste y noroeste de Madrid la mayor parte de las fortificaciones franquistas cuyos restos han llegado hasta nuestros días. 


Hoy nos detenemos en una serie de fortificaciones existentes en la zona más occidental de lo que fue el frente de la 20 D. Unas fortificaciones, en general, bien conservadas, de una tipología muy particular y que pueden considerarse auténticas joyas de arquitectura militar de la guerra civil. Nos referimos a las fortificaciones con forma de cruz ubicadas en los términos municipales de Villanueva de Perales, Quijorna y Brunete, y que la documentación de época denomina "fortines conjugados".


Todos ellos son resultado de un proyecto elaborado en noviembre de 1938 por la Comandancia de Ingenieros del Ejército Centro para proteger las carreteras de una posible penetración enemiga. Este proyecto respondía a una orden emitida por el Cuartel General del Generalísimo en octubre de ese mismo año. Dicha orden disponía la construcción de  elementos de resistencia a base de solidos fortines de hormigón en todas aquellas vías que, en caso de ruptura del frente, pudieran ser aprovechadas por el enemigo para una rápida incursión en la retaguardia propia.


El objetivo que se perseguía con la construcción de estos núcleos fortificados era posibilitar que pequeñas guarniciones fueran capaces de hacer frente a  fuerzas muy superiores en número y material. Para ello, los elementos que conformaban los fortines debían tener un blindaje capaz de resistir impactos de artillería ligera. Su forma de cruz permitía hacer fuego hacia todas las direcciones,  de tal forma que era posible mantener la defensa  aun en el caso de haber sido rodeados por el enemigo. Todos ellos contaban con un abrigo subterráneo, al que se accedía por pozos de hasta 8 m de profundidad, donde la guarnición podía aguantar los bombardeos de artillería y aviación. Desde este abrigo en caverna se abrían diversas galerías que eran empleadas como polvorines y depósitos de víveres y material, permitiendo a la vez la comunicación bajo tierra entre los diferentes fortines. Todo ello, pensado para que la posición fuera capaz de resistir durante largos periodos de tiempo, incluso, si era sometida a un férreo asedio que la dejase aislada e incomunicada de su retaguardia.

 Alzado y planta del nido conjugado situado en la M-522. Dibujo de Pablo Schnell, publicado en "Arquitectura militar de la guerra civil. Sector de la Batalla de Brunete", Castellano, R. y Schnell, P. DGPH de la CAM, Madrid, 2011, p. 133.


Estos núcleos de resistencia se establecieron en grupos de dos o tres fortines conjugados, muy cercanos entre sí, ubicados de tal manera que sus respectivos campos de tiro se complementaban para evitar la existencia de ángulos muertos y desenfiladas.  Las características básicas de estas fortificaciones pueden resumirse de la siguiente manera: planta en forma de cruz griega formada por cuatro nidos con bóveda metálica y cubierta de hormigón armado (modelo CGIS), con una tronera para arma automática en el muro frontal. El acceso es subterráneo y suele situarse en  uno de los laterales de la fortificación protegido por un parapeto, también de hormigón, que forma un ángulo de 90º adosado exteriormente a la fortificación. En el interior de todas ellas se abría un profundo pozo que conducía a varias galerías subterráneas que, como señalábamos antes, eran empleadas como refugios, depósitos y polvorines, además de comunicar entre sí a los diferentes elementos de una misma posición, o dar salida a un camino de evacuación ubicado, discretamente, a cierta distancia de los fortines.


Los denominados  nidos CGIS” que conformaban estas fortificaciones respondían a un modelo desarrollado en la segunda mitad de 1938 por la Comandancia de Ingenieros del Ejército Centro para unificar la tipología de los nidos de ametralladoras de toda la División. Los nidos CGIS (siglas de Comandancia General de Ingenieros de Salamanca), eran de planta rectangular, con cubierta abovedada de metal revestida de hormigón, una única tronera en su muro frontal y acceso trasero. Construidos en hormigón armado, el tamaño y grosor de los muros podía variar bastante de unas posiciones a otras, especialmente si eran posiciones de primera línea (donde los trabajos se revisten de una especial dificultad por el constante hostigamiento del enemigo), o de segunda línea (en donde se podía trabajar más cómodamente, e incluso hacer uso de maquinaria).


A tenor de los restos que se conservan hoy en día en distintos puntos de lo que fue el  sector de la 20 D, el modelo de nido CGIS  permitía una variada construcción de fortificaciones. De esta manera, podemos encontrar nidos sencillos (Posición Rubio, en Las Rozas de Madrid), dobles (Camarines, en la Cuesta de Las Perdices), triples (Los Rosales, cerca de La Raya del Palancar), o, como es el caso que tratamos en este artículo, cruciformes, formados por la conjunción de cuatro nidos.

  Ejemplo de nido CGIS sencillo en la Posición Rubio (Las Rozas de Madrid)

Dos nidos CGIS formando una especie de V en Camarines (Cuesta de las Perdices en la A-6)

El fortín existente en Los Rosales esta compuesto por tres nidos CGIS cuya conjunción forma una T

Actualmente, encontramos magníficos ejemplos de fortines cruciformes junto a las carreteras M-600, M-522 y M-501, todos ellos construidos a partir de finales de noviembre de 1938, y en un plazo de tiempo bastante corto,  por el Batallón de Zapadores Minadores nº 8. Detengámonos un poco en cada uno de estos ejemplos.

Grupo de fortines en M-600:
 


 Los tres fortines existentes en la M-600

Según documentación consultada, para finales de 1938 se encontraba ya ultimado el grupo de tres fortines cruciformes que hoy en día podemos encontrar a ambos lados de la M-600, entre Villanueva de la Cañada y Brunete. He aquí un fragmento de un documento que hace referencia a estos fortines, firmado el 25-12-38, en Villaviciosa de Odón, por el Comandante de Ingenieros de la 20 D:


"Se ha construido un grupo de tres fortines conjugados blindados contra artillería ligera con abrigo en caverna para su guarnición, víveres y municiones contra artillería de 15,5 cm. y bombas de aviación de 100 kg., situado a vanguardia de Brunete barreando la carretera de este pueblo a Villanueva de la Cañada. Su organización, con arreglo al proyecto cursado en fecha 27 de noviembre."


 Interior de uno de los fortines
 Detalle de la bóveda de arista que en el interior de los fortines forma la unión de los 4 nidos CGIS

Este núcleo se encontraba muy cercano a las posiciones republicanas, situadas a vanguardia de Villanueva de la Cañada. En la actualidad, su estado de conservación es bueno, si bien, uno de los brazos del fortín ubicado en la margen izquierda de la carretera ha sido parcialmente destruido por la ampliación de la calzada. Sobre los muros de dos de las fortificaciones se conservan inscripciones alusivas a su fecha de construcción y la compañía de zapadores que realizó los trabajos, además de otras difíciles de interpretar.

Algunas de las inscripciones existentes sobre los muros de los fortines de la M-600


Solo uno de ellos mantiene parte del pozo interior que conducía al refugio en caverna, prácticamente hundido en la actualidad, pero del que se conserva un tramo de galería subterránea que seguramente cruzaba por debajo de la carretera para comunicar con el fortín ubicado en la otra margen. El resto de refugios y galerías han quedado cegadas por el paso del tiempo.

 Restos de una galería subterránea en la posición M-600


 Grupo de fortines de la M-522:


El mismo documento de la 20 D, al que hacíamos referencia anteriormente, recoge que en esas mismas fechas se estaba construyendo en la carretera de Quijorna un grupo de "dos fortines con las mismas características de protección y capacidad, con sujeción a proyecto cursado en fecha 28 de noviembre."


Actualmente, solo puede apreciarse claramente uno de estos dos fortines ubicados en la margen izquierda del arroyo de los Morales, ya que el otro ha sido aprovechado para construir una casa encima, convirtiéndose en el sótano de la misma. Esta localización “enmascarada” del fortín fue realizada por Ernesto Viñas y Rubén de la Mata hace pocos años, según se recoge en el libro “Arquitectura militar de la guerra civil en la Comunidad de Madrid. Sector de la batalla de Brunete”, Castellano, R. y Schnell, P., DGPH de la CAM, Madrid, 2011, p. 132). El otro fortín de la posición si puede apreciarse perfectamente en un pequeño promontorio junto a la carretera, cuya ampliación ha dejado al descubierto parte de sus cimientos. 


 Fortín cruciforme existente en la M-522

Estos fortines son de  mayor tamaño que los que encontramos en las otras zonas. Además de las características troneras para arma automática situadas en los muros frontales, cuenta con algunas aspilleras de fusil en sus muros laterales. En el interior se conservan los bancos de obra sobre los que se instalaban las ametralladoras. Este fortín es el único que conserva prácticamente intacto el pozo excavado en tierra, un pozo de unos 8 m de profundidad que conduce al abrigo en caverna propio de estas construcciones, del que salen cuatro galerías subterráneas parcialmente conservadas (ver el dibujo de este fortín realizado por Pablo Schnell, que hay más arriba).

 Interior de la fortificación en la que puede apreciarse uno de los bancos sobre los que se asentaban las ametralladoras y la boca del pozo que desciende al abrigo en caverna.

 Detalle de las aspilleras para fusilería

Grupo de fortines junto a la M-501:



 Conjunto de los tres fortines que cubren la Cañada Real Segoviana, muy cerca de la M-501.

Por último, también se hace mención en el mismo documento de los fortines existentes en las proximidades de la M-501, cerca del vértice Encrucijada, dentro del término municipal de Villanueva de Perales:


"Se trabaja actualmente en la construcción de dos grupos de fortines de tres elementos cada uno, de las mismas características que el de vanguardia de Brunete en el cruce de la carretera de Chapinería con el camino a Perales de Milla."


Uno de estos grupos de fortines se encuentra en el interior de una finca privada, por lo que solo pueden verse desde la valla. El otro grupo flanquea la Cañada Real Segoviana y, aunque alguno de los fortines ha perdido el parapeto de hormigón que protegía su acceso, en general se encuentran en buen estado.

 Dos de los fortines existentes en la Cañada Real Segoviana.

En el interior se conservan todavía algunos listones y tableros de madera adosados a los muros, que fueron empleados para el encofrado. Exteriormente, existen algunas inscripciones que fueron grabadas en los muros antes de que el cemento fraguara.

 Restos de maderos que fueron empleados para el encofrado del fortín.

 Inscripción grabada en uno de los muros en la que puede leerse "BARRENA"


A estos tres ejemplos de conjuntos de fortines cruciformes existentes en el extremo izquierdo de lo que fue el frente de la 20 D, habría que añadir el fortín próximo a la urbanización Los Rosales, en el término de Brunete, muy cerca de La Raya del Palancar, al que hacíamos referencia al hablar de los fortines modelo CGIS. Aunque este fortín no es cruciforme, se trata también de un fortín conjugado, compuesto por la unión de tres nidos CGIS que forman una planta con forma de T. Junto a este fortín, existió, al menos, otro similar que fue destruido a mediados de los años  90.


 Piquetes y alambre de espino empleados como ferralla en la construcción de los fortines.
 
 
Ejemplo de uno de los parapetos que protegía el acceso subterráneo de estas fortificaciones.

Algunas referencias documentales nos hablan de la construcción de algún otro núcleo de estas características defendiendo vías estratégicas de comunicación en otros puntos de lo que fue el sector de la 20 D, pero, al menos hasta la fecha, no se han localizado más vestigios de este tipo de fortificaciones. Lo que sí podemos asegurar es que quienes planificaron la ubicación de los que fueron levantados acertaron en  su decisión, ya que, pocas semanas después de concluida su construcción, el Ejército Popular de la República desencadenó su última gran ofensiva en el frente madrileño, precisamente, en el sector de Brunete (¡otra vez Brunete!). Una ofensiva, iniciada el 13 de enero de 1939, a la que ya nos hemos referido en diferentes ocasiones en este blog. Una ofensiva condenada al fracaso desde antes de iniciarse, ya que el alto mando franquista disponía de una copia de la orden de operaciones republicana, lo que le permitió neutralizar a su oponente sin apenas dificultades en los primeros compases del ataque. Por este motivo, no podemos saber la efectividad que los diferentes elementos de resistencia formados a base de fortines conjugados habrían tenido para detener una infiltración enemiga a través de las principales vías de comunicación.


Apenas tres meses después de la construcción de estas fortificaciones la guerra llegaba a su fin. Las posiciones de uno y otro ejército eran abandonadas, quedando estos fortines a merced del paso del tiempo y el olvido. Los elementos metálicos que eran fáciles de extraer (placas de acero de las bóvedas compuertas, cierres, etc.) fueron recuperados para ser vendidos como chatarra; los pozos, abrigos y galerías subterráneas fueron poco a poco hundiéndose y el interior de los fortines se fue llenando de todo tipo de residuos y desperdicios. Pero la solidez con que fueron construidos ha permitido que, casi ocho décadas después, todavía permanezca su firme presencia en un paisaje del que ya forman parte y al que dotan de una personalidad e identidad propias.
  
Especie de pequeños memoriales del, no demasiado lejano,  pasado bélico de los municipios del oeste madrileño.

JAVIER M. CALVO MARTÍNEZ