jueves, 21 de julio de 2011

105) Batalla de la ctra. de La Coruña (epílogo)


BATALLA DE LA CARRETERA DE LA CORUÑA: EPÍLOGO

Siempre había creído que la batalla de la carretera de La Coruña había terminado el 16 de enero de 1937, cuando las tropas de Iruretagoyena, establecidas en plan defensivo en el sector de Las Rozas desde el 4 de enero, con el apoyo de una columna procedente de Boadilla del Monte, al mando de Asensio, consiguen neutralizar la contraofensiva republicana que se había iniciado el día 11 de enero (para refrescar la memoria y situar la acción, consultar las entradas de este blog “EL FINAL DE UNA OFENSIVA”, “CONTRAATQUE EN LA NIEBLA” y “JORNADAS DE CONTRAOFENSIVA”).

Siguiendo los contenidos de las grandes obras de referencia (principalmente, Martínez Bande y Salas Larrazabal), el 13 de enero, “a las 7:00 h. de la mañana sale la Columna (de Asensio) para cumplir su objetivo de batir las concentraciones enemigas que se han infiltrado entre Majadahonda, Las Rozas y Villanueva del Pardillo, y cooperar al restablecimiento del Vértice Cumbre”, objetivo que consiguen el día 16.

Hasta ahora, pensaba que, ocupado nuevamente el Vértice Cumbre y neutralizado el peligro de la contraofensiva republicana en el sector de Las Rozas, las tropas franquistas habían dado por terminadas sus acciones ofensivas y ambos ejércitos se habían limitado a fortificar y organizar sus respectivas líneas. Pero hace poco tiempo, Jacinto M. Arévalo Molina me facilitó un documento que, al leerlo detenidamente y cotejarlo con la bibliografía clásica, me ha hecho cambiar de idea. Dicho documento, fechado el 17 de enero de 1937 y firmado por el Jefe de la 31ª Brigada Mixta, además de describir la línea de frente que el ejército republicano ocupaba en esas fechas en el frente de Las Rozas, así como el número de tropas que en él estaban desplegadas, informa de las acciones que el enemigo ha desarrollado en un nuevo esfuerzo por seguir explotando su éxito, intentando ampliar así la bolsa de terreno conquistado.

A tenor de los contenidos de este interesante documento, las tropas franquistas, una vez ocupado el Vértice Cumbre y descongestionada la presión sobre los pueblos de Majadahonda y Las Rozas, intentan nuevas acciones ofensivas encaminada a romper las líneas republicanas existentes entre la carretera de La Coruña y la carretera de El Escorial. De esta manera, y según podemos leer en dicho documento:

“Sobre las 10:00 h. de la mañana empieza la acción artillera sobre nuestras líneas. Se intensifica dicha acción artillera sobre las 11:30 h., hasta las 14: 00 h, dirigiendo sus tiros certeros sobre la Vereda de la Cuesta, con el Canal, al sur del bosque del Km. 21 de la carretera (de La Coruña), hasta el Km. 4 de la carretera de Las Rozas a El Escorial.

Tras esta preparación artillera, que con bastante menos intensidad, deja sentirse en los flancos de la línea, un grupo compuesto de 25 tanques, seguido de Infantería y de una masa de Caballería, trata de romper nuestra línea que, en principio y durante más de 30 minutos, es contenida. Procedente de Las Rozas, entre La Cumbre y la carretera de El Escorial a Las Rozas y el Cementerio de Las Rozas, nuevamente ejercen presión, con una supuesta finalidad de rompimiento del frente y tratar de infiltrarse con objeto de tomar posiciones ventajosas sobre los altos del Lazarejo y otros entre la carretera de La Coruña y de El Escorial a Las Rozas.”

Según este informe, la situación para los republicanos se vuelve muy delicada ya que, en los seis kilómetro de línea republicana que es atacada, se contaba solo “con un fusil ametrallador y una ametralladora, que se interrumpía con mucha frecuencia.” Cubriendo estas posiciones se encontraban desplegados, aproximadamente, unos 1.200 hombres, la mayoría encuadrados en la 31ª Brigada Mixta, aunque también había algunas compañías de la 3ª y de la 29ª. Una cifra respetable, pero que en realidad, según el informe al que venimos refiriéndonos, “son un mosaico de fuerzas” de muy diversa procedencia, algunas, “en periodo de organización y sin medios combativos”, de manera que solo la correcta actuación de los mandos que actuaban sobre el terreno, logró evitar el desastre, al lograr transmitir a los soldados el espíritu y ánimo necesario para enfrentarse a un enemigo “más numeroso, y con elementos bélicos muy superiores.”

Pero las dificultades y problemas para los republicanos no terminan aquí. La presión enemiga es fuerte y consigue romper las posiciones republicanas en diferentes puntos, produciéndose duros forcejeos por intentar cerrar la brecha y recuperar el terreno perdido. Algunos batallones se desmoralizan y retroceden, permitiendo el avance de una cuña enemiga por el mismísimo centro de las líneas republicanas. Por si esto fuera poco, el apoyo de la Artillería deja mucho que desear:

“Nuestra Artillería, a pesar de las insistentes peticiones, dándoles objetivos claros y concretos de nidos de ametralladoras, no dieron señales de vida. Solo he de manifestar que, a última hora de la tarde, hicieron 6 disparos, uno, la batería que se encontraba en las proximidades del Puente del Retamar, y cinco, la que se me presentó a las 5 de la tarde, que al ponerse en posición, fue bombardeada por el enemigo, ocasionándoles 6 bajas. A la primera de estas baterías, después de insistentes llamadas telefónicas, opté por mandarla en propio, resultando que el que la mandaba estaba ausente, y el brigada que quedaba en sustitución dijo que no sabía tirar.”

Pero los problemas no terminan ahí, algunas unidades republicanas, especialmente las fuerzas centrales, se quedan sin munición, al agotar completamente sus dotaciones reglamentarias, estimando en unos 80.000 los cartuchos consumidos durante los combates.

Con estos datos, parece increíble que los republicanos fueran capaces de resistir el ataque enemigo, pero lo consiguen. A las 19:45 h consiguen rechazar, en el flanco izquierdo, un nuevo ataque apoyado con fuego de mortero, aunque a costa de un fuerte desgaste. Respecto a la cuña que el enemigo había conseguido introducir en el centro del dispositivo republicano, la situación será resuelta por la acción de la Caballería que, desde su base en Navachescas, se incorporará a los combates en el “crítico momento”, avanzando por el flanco izquierdo “en una demostración envolvente hacia Las Rozas, que dio por consecuencia que la masa principal de ataque enemigo, se replegara cesando la presión y obligando de tal forma a distraer fuerzas que, empleadas para contener los movimientos de la Caballería, me permitieron con las fuerzas de que disponía de Infantería, pretender un corte en la vanguardia enemiga, que a pesar de mis esfuerzos, no pude realizar.”

Con todo, la actuación de la Caballería republicana parece que fue decisiva, ya que, con su despliegue, logró desbaratar la acción del enemigo que, en su repliegue, dejó abandonados sobre el terreno varios morteros y ametralladoras que los republicanos no pudieron recoger “porque la Artillería ejerció una presión sobre ellos, con el constante e intenso bombardeo.”

El número de bajas republicanas, aunque el oficial que informa no puede precisarlo con exactitud, gira en torno a las 130, “entre ellas, bastantes mandos subalternos que, con un espíritu ejemplar, quisieron contener a la gente, dando muestras de su arrojo al rechazar, sobretodo, el primer intento de ataque enemigo”, considerando que “a pesar de la presión enemiga, sus progresos han sido muy escasos con relación al sacrificio que en hombres y material pusieron en juego.”

El documento termina con la siguiente “Opinión Particular”:

“Las fuerzas que componen la línea, las considero insuficientes, mal dotadas y con un (gran) agotamiento físico debido a los días de lucha, bajas tenidas, e inclemencias del tiempo, unido todo ello a la diversidad de procedencia que, por lo tanto, carecen de una unidad de organización que sería preciso de todo momento atender. Sin embargo, las anima un gran espíritu, prescindiendo, claro es, de la desmoralización ya descrita, que ha obedecido a la intensidad del ataque enemigo por una parte, a la escasez de medios para contrarrestarlo por otra, y al desamparo muy manifiesto que se ha visto por parte de la Artillería.”

El contenido de este documento significa que las tropas de Franco intentaron seguir explotando el éxito una vez recuperado el Vértice Cumbre. La cosa puede tener su lógica, ya que la concentración de fuerzas que suponía la Columna de Asensio (4 batallones, carros y artillería), sumada a las guarniciones locales de Iruretagoyena, podían permitir, a pesar del presumible desgaste, un esfuerzo por intentar conseguir nuevas posiciones ventajosas, avanzando sus líneas de frente varios kilómetros al noroeste de Las Rozas.

De esta manera, nos encontraríamos ante una especie de pequeño epílogo de la batalla de la carretera de La Coruña que, desconozco por qué motivo, no aparece mencionado en los libros que tratan dicha batalla. Sea como sea, lo que parece claro es que, después de que las tropas de Asensio y de Iruretagoyena ocuparan nuevamenten el Vértice Cumbre, se siguió combatiendo duramente en la bolsa de terreno comprendida entre Las Rozas, la carretera de La Coruña y la carretera de El Escorial.

JAVIER M. CALVO MARTÍNEZ

Documentación procedente del AGMA.


Fotografía: Caballería republicana en acción.

martes, 5 de julio de 2011

104) Pensamientos


PENSAMIENTOS

Compromisos académicos, laborales y personales provocan que este blog se encuentre algo paralizado. Por otra parte, después de más de dos años y medio de “FRENTE DE BATALLA”, creo necesario coger un poco de aire y perspectiva para ordenar ideas, sentimientos y reflexiones.

Hace ya bastante tiempo que ando enredado en una densa telaraña de datos, mapas, documentos, libros, fotografías, topónimos, coordenadas, ruinas… Hace mucho tiempo que entablo una especie de debate con el Pasado. Un Pasado al que hay que saber ir sacándole las respuestas. Respuestas que suelen aparecer de manera parcial, a veces encriptada, recogiendo retales de aquí y de allá, para luego, intentar darles forma, contenido y sentido.

No se trata solo de acumular datos, fuentes o referencias. No se trata solo de preparar refritos bibliográficos más o menos elaborados en las formas, pero que luego, en el fondo, aportan poco o nada nuevo, repitiendo las mismas verdades, perpetuando los mismos errores. Desde el principio, en este blog he intentado evitar esas dinámicas. Está claro que no siempre lo he conseguido, pero al menos, procuro que esa sea siempre la actitud con la que me pongo a escribir los diferentes artículos.

En la Facultad aprendí que un buen historiador no puede limitarse a la simple reproducción de documentos, datos y referencias historiográficas. El historiador debe de ir más allá. Debe de ser capaz de razonar, interpretar, descodificar la potencial información que contienen las diferentes fuentes historiográficas, dándolas sentido y contenido y haciéndolas entendibles. Para ello, además de un método, unas herramientas y una técnica, es necesario un esfuerzo, un compromiso, una actitud, una sensibilidad…

Mi escritorio está lleno de libros, fotocopias, artículos, planos, anotaciones, cuadernos, carpetas… donde se acumulan cientos de datos y referencias a la espera de ir siendo interpretados y clasificados. Mi ordenador contiene archivos llenos de fichas, coordenadas, cartografías, fotografías y extensos y sesudos textos repletos de notas a pie de página y comentarios.

En ocasiones, tengo la sensación de haberme convertido en una especie de espiritista o nigromante que conjura a personas y sucesos del Pasado, desempolvando del olvido cosas que sucedieron hace mucho tiempo, cosas de las que ya nadie se acuerda y cuyos protagonistas desaparecieron hace bastantes años. Cuando me sumerjo en los viejos documentos de la guerra civil, y comienzan a aflorar referencias, episodios y sucesos acontecidos en aquellos días, es como si dispusiera de una especie de maquina del tiempo que me permitiera trasladarme a aquel Pasado bélico, saliendo a la luz multitud de informaciones y referencias a las que poder seguir la pista::

“21 de julio de 1937: Un segundo ataque más duro que el anterior y con pocas condiciones de defensa, aunque se sostuvo con la máxima violencia durante hora y media, fue de nuevo rechazado de plano por los escasos defensores de la posición, aumentando sus bajas y prolongando la resistencia ya sin trincheras, en los embudos de los proyectiles y ligeras elevaciones del terreno…”
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“31 de octubre de 1937: Consiste la línea de trincheras en una zanja corrida que se encuentra trazada por las crestas topográfica del terreno, de una profundidad de 1,70 m., por 0,80 m. de ancho, con aspilleras para tiradores cada 4 m. aproximadamente, y nidos de ametralladoras de escasa consistencia. Existen caminos de evacuación con término en los barrancos que se encuentran en la parte posterior de la línea...”
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“6 de noviembre de 1938: A las 17:25 h de ayer. Nuestras fuerzas procedieron a la voladura de una contramina propia en la cota 660, debido a que frente a ella el enemigo estaba construyendo otra; habiéndose hecho en el preciso memento en que personal enemigo de Zapadores efectuaba trabajos en su galería. Es probable que se hayan producido bajas…”
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“13 de enero de 1939: A las 7:30 h del día de hoy, el Centro de Resistencia nº 2 que ocupa este Batallón fue bombardeado intensamente por la Artillería enemiga; al amparo de esta preparación de Artillería, la Infantería contraria salió de sus posiciones en dirección a las ocupadas por este Batallón, llegando a una distancia de 200 m aproximadamente de las posiciones 13 a 14 bis, las que con sus fuegos de armas automáticas consiguieron detener el avance enemigo que no ha podido en todo el día adelantar un solo paso…”
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“9 de febrero de 1939: A las 18:00 h de hoy fue relevada sin novedad la 1ª Compañía del 444 Batallón de la 111ª Brigada, por la 4ª Compañía del mismo, quedando aquella en situación de reserva del Batallón. El resto de la jornada transcurrió con la actividad acostumbrada en fuego de fusil y armas automáticas. Nuestros morteros hicieron 6 disparos y nuestro lanzaminas 5. Los morteros del enemigo efectuaron un total de 42 disparos…”

Con documentación, datos y referencias de este tipo, acudir a los viejos campos de batalla o visitar las olvidadas líneas de frente, se convierte en una experiencia especial y diferente. No me canso de recorrer estos lugares, algunos de ellos muy transformados y alterados por el paso del tiempo, pero que pueden seguir transmitiendo fuerza y magnetismo y que, muchas veces, proporcionan descubrimientos sorprendentes y posibilitan una mejor interpretación de las informaciones que contienen los documentos escritos.

De esta manera, el trabajo de campo y el trabajo de estudio, se van complementando y retroalimentando mutuamente, funcionando como una especie de centrifugadora de conocimientos, sensaciones y emociones que acaba enganchando. Conocer lo que ocurrió en un lugar concreto, un día y a una hora determinada, establece una especie de nexo de unión entre el Pasado y el Presente, de manera que, al buen observador, al observador atento, no se le escapa que, dentro de ese mismo paisaje que hoy visita, perviven otros muchos paisajes en una especie de sincretismo que, una vez que se aprende a manejar sus claves, puede proporcionar sensaciones únicas y agradables sorpresas.

Después de cada salida, con los cuadernos llenos de notas y apuntes, y la mente repleta de sensaciones y emociones, se vuelve al estudio de las fuentes: de los documentos de época, de las reseñas bibliográficas, de las memorias de los protagonistas, de los mapas y croquis de época… Toda esa información vuelve a ser cotejada, contrastada, revisada, complementada… para llegar así a nuevas averiguaciones, comprobar hipótesis, descartar equivocaciones y plantear nuevas dudas y preguntas. Y así, una y otra vez en un proceso que no tiene fin, ni más límite, que el que uno mismo quiera ponerse, porque una cosa te lleva a otra, una respuesta a una nueva pregunta y la solución de una duda, despierta otros tantos interrogantes.

Terminar conociendo la Historia que hay detrás de las ruinas de los fortines y trincheras que llevo visitando desde niño, ir encontrando otros nuevos, saber identificar los restos bélicos que puntualmente aparecen aquí y allá, descubrir parte del Pasado que hace décadas se vivió en los mismos espacios por los que hoy me muevo… proporciona sensaciones difíciles de explicar.

Parte de esta especie de locura procuro encauzarla a través de este blog, compartiendo con los lectores y lectoras descubrimientos, pensamientos y sensaciones, intentando dar a conocer aspectos que considero interesantes. Otras muchas cosas van quedando reservadas, para darlas salida a través de otros cauces o medios más apropiados. Sea como sea, lo cierto es que me veo inmerso en un proceso complejo e intenso, pero también interesante y emocionante.

Paso a paso… me voy moviendo entre un Pasado y un Presente repleto de trincheras, acciones de combate, fortificaciones, cotas y vértices, documentos, libros, planos y mapas, coordenadas, topónimos, armamento, unidades militares, posiciones de guerra, restos bélicos, informaciones, emociones y sensaciones muy especiales… sin saber muy bien hacia dónde me lleva todo ello.


JAVIER M. CALVO MARTÍNEZ

Fotografía de JMCM